jueves, 21 de junio de 2007

Elogio a las tardes de Pro

Este post va dedicado a todos aquellos malandrines que han caído en las garras de ese monstruo que llamamos Pro Evolution Soccer.


Recuerdo el día que dije: no me gustan los juegos de fútbol. No mentía. Y no mentí durante mucho tiempo. Pero, como dijo Stewie Griffin sobre El Padrino, no se puede valorar si no pruevas. Lo hice: prové Pro Evolution Soccer. Lo hice tímidamente, en mi PSP, sin ánimo de engancharme, sólo quería ver ese bicho en movimiento y poder valorar. No me gustó. Al cabo de un mes volví a provarlo. No me gustó. Y a la tercera fue la vencida. Jugué una Liga Internacional con el Chelsea y la gané: me fascinaron los chutes estratosféricos de Lampard, la velocidad de Wright-Philips, el descontrol controlado de Robben. Me había enganchado. Quería saber qué podían dar de sí otros equipos y otros jugadores.

Salto de nivel: de PSP a PS2. ¡Qué remedio! Uno no ha jugado al Pro hasta que no juega contra un rival humano. Mis derrotas fueron y son aterradoras (sólo hay un ser que sufre contra mí: empiezá por aa y acaba por ron), per me divierto.

Los desalmados que se han atrevido a llamar a los videojuegos elementos antisociables, deberían pensar en embarcarse en el vuelo 815 de Oceanic Airlines para redimirse. Si los videojuegos aislan, que se lo expliquen a todos esos personajillos que pasan las tardes juntos, jugando al divertido Pro y riéndo y hablando. Y odiándose mútuamente. Y estableciendo alianzas entre ellos. Riéndose y compadeciéndose unos de otros. Divirtiéndose, al fin y al cabo. Y dicen que estos creadores de relaciones interpersonales son causantes de las personalidades antisociales... Ineptos. Lean este artículo wikipédico y desengáñense

Proistas, sigan pasándolo bien. Antiproístas... inténtenlo y diviértanse.

No hay comentarios: