sábado, 31 de marzo de 2007

Do you have any tobacco?


Aunque no esté escrito en esa columna de la derecha de este blog, tengo una peculiaridad: veo películas años después de que se estrenen en el cine. Dejo pasar el tiempo hasta que un día, sin saber por qué, ese filme vuelve a mi cabecita y pienso: "¡He de ver esa jodida -palabra tarantinesca- película!" Y la veo.

Ayer vi Dead Man, dirigida por Jim Jarmusch y protagonizada por el gran Johnny Depp. La película es una de las más curiosas y peculiares que he visto en mi existencia: música casi continua de un genial Neil Young, un evolutivo Depp acompañado del misterioso Nadie (Gary Farmer) una brillante y breve intervención de Alfred Molina, Iggy Pop travestido...

La evolución de Depp es sorprendente. William Blake, que así se llama el protagonista, pasa de ser un personaje tímido, inseguro y asustadizo a convertirse en una leyenda, un objetivo de los cazarrecompensas mítico, que luego sería cantado de generación y generación. "¿Sabes que yo vi en persona a William Blake?", dirán. "Abuelo... William Blake no existió; es una leyenda..."

El filme puede asustar un poco, ya que no se puede decir que sea la typical-movie-made-in-hollywood ni mucho menos. Los fundidos a negro son constantes y el guitarreo continuo de Young puede poner de los nervios a más de uno. Pero, aun así, recomiendo este "dark-western" a todos los que amen las interpretaciones de Depp y los pequeños grandes papeles que configuran la obra.

Véanla y díganme por qué les gusta o por qué la odian.

martes, 27 de marzo de 2007

Dolor, frustración e impotencia

Hoy Jorge Garbajosa, jugador de los Toronto Raptors, se ha lesionado y parece que su primera temporada en la NBA ha terminado. Qué duro debe ser: no la lesión y el dolor que pueda llevar consigo, sino el tener que despedirse del deporte que amas una buena temporada, el no poder ayudar a tu equipo prosperar.
He jugado muchísimos años a baloncesto y, por fortuna, nunca he tenido ninguna lesión grave que me impidiera jugar más de dos partidos. He sido afortunado.

Por desgracia para ellos, muchos profesionales del deporte han sufrido lesiones que les han costado temporadas e incluso carreras deportivas enteras. Recordemos la lesión de Samuel Eto'o ante el Werder Bremen, las lesiones de Raúl López que, aunque haya quien se empeñe en demostrar lo contrario, forzó su regreso a la ACB. Otras lesiones clave: Dwayne Wade (por suerte Miami ha sido rescatada en innumerables ocasiones por Shaqatack, Mourning y demás). Las lesiones de Yao Ming y de T-Mac han llevado por el camino de la amargura a Houston.

Los aficionados al deporte nos lamentamos por el jugador y nos lamentamos del servicio que podría hacer por el equipo si estuviera sano. Pero, ¿qué ocurre con el jugador? Si realmente ama su deporte y quiera ayudar a su equipo, debe sentirse como una mosca en una caja de cristal. Debe ser horrible. No quisiera estar en su situación.

Pensando en estas lesiones recuerdo el manga Slam Dunk, donde este sentimiento de impotencia y frustración por parte de un jugador lesionado que se siente comprometido con su equipo queda muy bién plasmado. Slam Dunk no goza de un gran dibujo ni de un gran guión (aunque a veces ciertas circunstancias se hacen más que sorprendentes - Slam Dunk no es Captain Tsubasa, los jugadores no son superhéroes), pero muchas de las reacciones de los personajes de este manga logran que muchos nos sintamos identificados con ellos, y si no, nos ayudan a motivarnos para autosuperarnos.

miércoles, 21 de marzo de 2007

Una historia real

No voy a hacer ningún comentario. Simplemente pinchen aquí y lean.

martes, 20 de marzo de 2007

Reminiscencia


Y recordamos. Qué bonito. Recordamos cosas bonitas y cosas feas. Recuerdos de todos los tipos.
Ahora bien, ¿existen malos recuerdos que al ser recordados se conviertan en buenos recuerdos? Mi respuesta es que sí. Según mi vasta experiencia (explicaré a mis nietos), transformar un mal recuerdo en un buen recuerdo es posible. De hecho a mí me ocurrió hace unas pocas semanas.

Me explico: debe hacer dos años me obligaron a leer en el instituto un libro titulado "Tiempo de silencio", de Luís Martín-Santos. Sinceramente, no recuerdo en mi vida momentos de lectura tan abochornantes como los que pasé con aquel texto. Fue horrible. Leía, pasaba página, leía, volvía atrás, volvía a leer, volvía a leer lo que había vuelto a leer. No comprendía. Me sentía estúpido. Horrible. Sr. Martín-Santos, no se ofenda si me oye desde el más allá, pero es que el libro es duro de roer, reconózcalo.
Afortunadamente, después de una larga agonía que duró, aproximadamente, un mes (o más), conseguí terminar el libro y captar algunas ideas para aprovar el pertinente examen (muy bien, fue gracias, en gran parte, a la ayuda del señor Google).

Dos años despues de aquel bochornoso episodio de mi vida académica, un día, sin que nadie lo mencionara, el libro volvió a mi testa. No me lo quitaba de la cabeza. Pensaba y pensaba en el libro, en la incomprensible dialéctica que contenían sus páginas, en los fríos personajes, en la extraña situación que se narraba... Lo comprendí: tenía que volver a leerlo. Y lo hice. Me llevó una semana. Y me encantó. Me dejó fascinado. Impresionante.

Después de esta extraña reflexión mía, pienso; pienso que las cosas que nos parecen horribles, en un futuro no muy lejano nos pueden parecer trivialidades o, incluso (como es mi caso), genialidades.

domingo, 4 de marzo de 2007

La obra maestra inmortal y la obra estúpida e innecesaria inmortal

El miércoles compré una revista especializada el la televisión y en su programación. Lo cierto es que no suele interesarme mucho qué se va a emitir, ya que mis horas de tv son bastante limitadas y me las sé de memoria (House, Grey, Simpsons, Family Guy... me gustan las series, sí). La revista en sí, según mi parecer, no es gran cosa, pero me gusta leer la sección de cine para saber cuáles son las películas que se emitiran durante la semana y qué opinan los críticos sobre ellas.

Veo: películas relativamente actuales (malas y buenas) y películas relativamente antiguas (buenas, al menos eso dice la crítica). Esto me dio que pensar: según esa lógica, dentro de cincuenta años películas como Solo en casa 3 no serán emitidas; en cambio, películas como Pulp Fiction seguirán siendo emitidas por las emisoras de tv. Creo que eso resulta bastante lógico y claro, pero, ¿qué pasa con esas películas que no han gustado nada a la crítica pero que han recaudado millones de dólares, euros o pipas? ¿Las emitirán? ¿Se permitirá que cierta bazofia sea impuesta a la masa? Cierto es que dentro de 50 años la televisión será tan interactiva que cada uno verá lo que le plazca, no lo que le manden, pero las emisoras generalistas son las que mandan.
Según esta (estúpida y trivial) reflexión mía y teniendo en cuenta que cada vez se tiende más a lo comercial que a lo cultural, por así decirlo, películas como El motorista fantasma (perdón si ofendo a alguien por escojer este filme) serán emitidas en las emisoras de dentro de 50 añitos como clásicos de principios de milenio y quizás algunas maravilla que no recaudó muchos billetes quede relativamente olvidada.

Bien... en nuestras manos queda hacer justicia. O eso creo yo.

Gas Snake